Me dormí con el rayo de luna sobre mi rostro, sentía su
mágica caricia, sentía
que mi agonía y soledad poco a poco
se iban, me dejaban una gran felicidad, un
sueño que se
apoderaba de mí, no se a qué hora pero me quede dormida.
La luna siguió trabajando para reparar mi cara triste, seguía
brindándome
sueños, esperanza y llenando cada
pensamiento de positividad, siendo guardiana
de mis pasos.
Cuando desperté alguien tocaba a la puerta, eran las 6 de la
mañana, que demente vendría a vender algo a esta hora, al
abrir la puerta estaba el, con una sonrisa gigantesca, me
beso y volví a soñar despierta
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