HOJAS DE UN TRISTE ATARDECE

martes, 10 de julio de 2012



Las hojas secas comenzaban a caer, yo me dedicaba a recolectarlas, me gustaba recostarme sobre ellas y pensarte… si desgraciadamente aun te amaba, no sabía ni porque pero el destino nunca rinde explicaciones a nadie, así que supuse que algo bueno tendría que nacer de este amor pasajero.

Amor pasajero, pero que tonterías estoy diciendo, dudo que esto sea algo de eso, si fuera así ya se me hubiera pasado como en otras ocasiones, que puedo hacer si no dejo de pensarlo, si en cuanto escucho que alguien dice su nombre yo volteo, como reflejo para ver si lo veo, esto no es un amor de esos que se olvidan con un abrir y cerrar de ojos.

Las hojas marcaban una triste historia, un triste atardecer donde la gloria de la princesa se veía oscurecer, donde los sueños parecían marchitarse, donde la luna se mostraba fría,  distanciada de sus pesares, donde no existía otro motivo que no fuera él.

Hojas tristes y secas con las cuales escribí mi nombre en aquella libreta, que todos querían leer, algunos porque les gustaba lo que hacía, otros por curiosidad, critica o morbo, pero lo que yo veía realmente importante era que un desamor, me estaba haciendo escribir como ningún otro.
Me tire sobre las hojas secas y dormí la siesta.

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